martes, 29 de mayo de 2012


Cine y Violencia.
Juan Orellana Gutiérrez de Terán.
Es una lógica que el séptimo arte transmita escenas de violencia, al ser un reflejo de la propia esencia humana que cómodamente se expresa a través de imágenes y sonidos que facilitan la expansión de su comprensión a un mayor público. De tal manera que esta forma de expresión es el mejor espejo que puede tener el ser humano para ver materializada su creación violenta desde la mente maestra de un cineasta hasta los vampiros consumidores de imágenes que asisten a ver la película con la idea de satisfacer sus deseos de curiosidad donde se puedan retar sus sentimientos y sus pensamientos acerca de un tema tan conocido y demandado como la violencia.
El cine hollywoodense por su mayor expansionismo global, impacta en las sociedades del mundo con gran aceptación y con un mayor número de fervientes seguidores que se mezclan con las historias contadas desde una perspectiva y una idiosincrasia estadounidense; es decir este cine transmite las formas culturas de este país en la mayoría de los casos. Y según el libro de “El código Cultural” de Clotaire Rapaille en Estados Unidos la gente disfruta de consumir productos que contengan la mezcla de violencia y sexo, por tanto las películas que logren conjuntar estos dos requisitos tienen una mayor posibilidad de agradar a las masas; y esto por su gran  acercamiento a muchas culturas alrededor del mundo se transmite y también se acepta y se consume sin ninguna extrañeza cultural.  Su aceptación también crea una legitimización y menos censura de las expresiones violentas que puedan presentarse debido a los gustos que demandan ese tipo de films, y no solo en el cine sino también se puede ver el mismo efecto en nuestro país con el consumo de periódicos como el metro que de la misma forma conjugan estos dos requerimientos en la parte frontal se encuentra la violencia y en el anverso imágenes referidas a la sexualidad, además de que al igual que el cine de Hollywood es de un acceso de mayor facilidad.
El cine es una herramienta poderosa de expresión, de difusión de ideas con su flexibilidad sonora y visual además de la incorporación de la tecnología que se mezclan dentro de la creatividad humana hacen del séptimo arte una gran posibilidad real a los hombres para volverse inmortales para no dejar de existir jamás expresados en una totalidad tangible que puede ser moldeada y controlada a su imagen y semejanza, así que, si a algo se parece el director de cine es a Dios.  Y el cine se convierte en ese reflejo que proyecta a la humanidad entera como ningún espejo, la violencia por tanto se vuelve necesaria para el cine tan necesaria como cualquier otra forma de definición y sentimiento humano; la violencia sea argumentativa o sin sentido es acompañante de todo arte humano, pero al momento de hacerlo tangible, conocido y tan igual a la realidad que se vive, produce una extrañeza que solo puede observarse cuando dos cosas iguales se encuentran factiblemente; este fenómeno es lo que causa la contradicción de gusto y culpa, censura y disfrute, es decir es una contradicción que se complementa y hace del cine algo humano. Las imágenes y sonidos que nos transmite el cine por más raras, grotescas, o lejanas que parezcan no dejan de ser expresiones de ideologías y realidades humanas.

EDGAR ALEJANDRO GUADARRAMA RUEDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario